INTRODUCCIÓN Y TRATAMIENTO
La Conferencia para el Desarrollo del Consenso de los Institutos Nacionales de Salud, realizada en 1991 en los EE.UU. de N.A, determinó la existencia de dos tratamientos eficaces para el tratamiento de los trastornos de pánico: Las psicoterapias cognitivas y la farmacoterapia. Pero solamente las terapias cognitivas han logrado curas definitivas (que no hayan recaídas).
Las psicoterapias presentan las siguientes ventajas sobre la farmacoterapia:
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Las psicoterapias generan menor tasa de deterioro de actividad, menos factores de riesgo, ningún efecto secundario.
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Las psicoterapias son menos costosas que la medicación y se desarrollan en muy pocas sesiones.
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La medicación, al reducir las señales, hace más difícil el tratamiento psicológico, perpetuando el trastorno, generalmente por años y, a veces, por toda la vida.
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La medicación frecuentemente genera síntomas de abstinencia y además muy frecuentemente se genera una dependencia psicológica que luego dificulta su abandono.
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Luego de finalizado el tratamiento, el resultado final observado a largo plazo ha sido mejor con las psicoterapias cognitivas (teniendo en cuenta, por ejemplo, las tasas de recaída).
El tratamiento cognitivo conductual ha demostrado ser muy breve y con elevado porcentaje de éxito. Si los pacientes no se medican, si no tienen otros trastornos psicológicos asociados y/o problemas médicos, y si realizan todo el tratamiento que se les indica, puede esperarse casi un 100% de resultados exitosos en MUY POCO TIEMPO.
Generalmente los ataques desaparecen en dos o tres sesiones y todo el tratamiento suele durar dos o tres meses.
Sin embargo algunas precauciones son necesarias:
Algunos trastornos médicos (y, aveces, ciertas medicaciones) pueden causar uno o varios de los síntomas de ansiedad y pueden también producir la ansiedad. Por eso, un control y diagnóstico médico es imprescindible antes de diagnosticar un trastorno de pánico o simplemente ansiedad. Una adecuada y completa revisión médica puede evitar las peligrosas consecuencias de ignorar un trastorno físico. Pero también la búsqueda exclusiva de un trastorno físico en casos de trastornos ansiedad resulta obviamente ineficaz y empeora la situación. Por eso, un adecuado diagnóstico es de vital importancia en estos casos.
( Los Síntomas )
Síntomas del "ataque de pánico":
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Repentina escalada de intenso miedo o ansiedad, alcanzando el pico máximo dentro de los 10 minutos.
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Deben reportarse por lo menos cuatro de los 13 síntomas que señala la DSM-IV, que son los siguientes:
Palpitaciones, sacudidas del corazón o elevación de la frecuencia cardíaca.
Sudoración.
Temblores o sacudidas.
Sensación de ahogo o falta de aire.
Sensación de atragantarse.
Opresión o malestar torácico.
Náuseas o molestias abdominales.
Inestabilidad, mareo o desmayo.
Desrealización o despersonalización.
Miedo a perder el control o a volverse loco.
Parestesias (sensación de adormecimiento u hormigueo en manos, pies, etc.).
Escalofríos o sofocaciones (calor).
Introducción y tratamiento
Síntomas
Causas
Varias teorías han sido propuestas para analizar la etiología de este trastorno. Algunos elementos considerados pueden tomarse como características o factores predisponentes y otros como circunstancias o factores desencadenantes.
Factores predisponentes de origen genético y/o fisiológico:
Bajo umbral de excitabilidad del sistema simpático o del límbico.
Hipersensibilidad de los quimiorreceptores del dióxido de carbono que gatillarían la señal de alarma ante falsas señales de sofocación.
Disfunciones u anormalidades del reflejo vestíbulo ocular, viso-espacial y otros del sistema vestibular que podrían hacer a la persona más susceptible a los desequilibrios.
Hábitos de hiperventilación crónica adquiridos y sostenidos en ciertas circunstancias.
Varias teorías neurofisiológicas, teniendo en cuenta los resultados logrados en el tratamiento farmacológico con los inhibidores de la recaptación de la serotonina, se han centrado en los sistemas receptores y reguladores de diversas sustancias.
Factores predisponentes de origen psicológico:
Resulta significativa como factor predisponente una historia infantil generadora de una personalidad dependiente o temerosa o en general más predispuesta de lo común a asustarse de situaciones y/o de señales internas y/o externas que tiende a asociar con peligro.
Factores desencadenantes:
El primer ataque de pánico se desencadena cuando la persona predispuesta percibe y se enfrenta a las señales de ansiedad. Visto así podemos considerar como desencadenantes las situaciones estresantes o capaces de generar ansiedad (y sus síntomas), tales como: cambios de actividad, mudanzas, viajes, conflictos amorosos, separaciones, incertidumbre laboral, dificultades económicas, búsqueda de trabajo, exámenes, muerte de personas significativas, robos, agresiones, etc.
Luego de haber experimentado el primer ataque de pánico sin saber el motivo ni cómo evitarlo, la persona tiene un nuevo motivo para incrementar su ansiedad: el miedo a volver a padecerlo. Con este antecedente su vigilancia aumentará, junto con sus señales de ansiedad, haciendo más probable el próximo ataque y así sucesivamente.
Evolución (agorafobia):
Frecuentemente, el temor a padecer un ataque, va llevando a la persona a evitar lugares y/o situaciones. Estos lugares o situaciones se van haciendo cada vez más numerosos, limitando las actividades y la vida de la persona. Cuando la persona limita los lugares o aumenta los requisitos par desenvolverse, como por ejemplo: no salir solo, no manejar, no ir a lugares muy concurridos, etc. Estamos en presencia de un trastorno adicional: la agorafobia.
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