La Psicología forense
No hay en toda la Psicología un área que se haya afianzado más, en menos tiempo, que la Psicología jurídica y específicamente la Forense. Allá por 1993, veía la luz el
Manual de Psicología Forense que fue compartido previamente en esta pagina, un libro que se sustentaba en el aprendizaje práctico, el estudio teórico y los casos reales abordados en los distintos ámbitos de una ciencia incipiente, pero muy demandada por los operadores jurídicos y por la sociedad en general.
La portada mostraba una efigie griega con una venda (la de la justicia - que busca ser objetiva-, pero donde aparecían unos bellos ojos de mujer, los de la Psicología que asiste y orienta a un mundo que basado en leyes y normas debe trazar los límites de las conductas entre los humanos).
La coherencia, la continuidad y el trabajo bien hecho han permitido un reconocimiento sin fisuras al psicólogo forense.
Dejó de ser un testólogo, de estar eclipsado por el psiquiatra. Hoy, por el contrario, ha contraído una gran responsabilidad, pues se espera de él la verdad, la seguridad y la confirmación. Y eso es un riesgo, un grave y preocupante riesgo, pues no sólo es un perito, sino que es un asesor, al que se le demanda mirar el pasado: «den qué circunstancias ocurrió?», y al futuro: «¿cómo se conducirá?». Nuestra ciencia hoy por hoy tiene un límite, señalémoslo y trabajemos por ampliar el horizonte de nuestro saber.
Juzgados de Familia, Prisiones, juzgados y Fiscalías de Menores fueron pioneros al solicitar nuestra exploración, informe, ratificación. Pero rápidamente las Clínicas Médico-Forenses y los juzgados de Vigilancia Penitenciaria se hicieron acreedores de nuestra intervención. Al tiempo, las áreas de mediación, de atención a la víctima crecieron y se hicieron significativas. Es más, algunos psicólogos hemos tenido el honor y el reto de asesorar al legislador, de influir en quienes toman decisiones políticas. Ciertamente cuando hace un decenio impartíamos cursos, seminarios a jóvenes psicólogos o les invitábamos a escribir en el Anuario de Psicología jurídica queríamos atisbar lo que hoy es una realidad superada. Cualquier ciudadano conoce la labor de un psicólogo en un juicio o tiene idea de lo que significa el análisis de credibilidad del testimonio. Pero el reto permanece, avanzamos hacia el horizonte pero cada vez está más lejano, sí, pero avanzamos.
Nos cabe explorar, informar, diagnosticar, elevar pronósticos, pero ante todo prevenir, restaurar, rehabilitar, tratar. Ser imparciales no debe hacernos asépticos, muy al contrario, hemos de implicarnos socialmente desde el conocimiento que dimana la Psicología.
Esta responsabilidad nos anima a informarnos, a estudiar, a investigar, y por ello, este libro que presentamos puede ayudarnos en ese arduo proceso.
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Hacia adelante
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