A cada rato nos dicen en libros y revistas que el dominio del lenguaje corporal es
importante. Que si representa más de un 50% de la comunicación, que si es la
llave del éxito profesional, que es necesario en la comunicación con nuestra
familia... En fin, tenemos que reconocer que sobran tanto exageraciones como
subestimaciones. Pero lo que nadie puede negar, es que la comunicación es uno de
los factores más importantes para desencadenar éxitos en nuestra vida, y el
lenguaje silencioso de los gestos es parte integral de ese proceso.
Aún así, esas “habilidades blandas” han sido desdeñadas por casi cualquier
programa académico universitario; díganme ustedes si recuerdan la última vez que
vieron una clase dirigida expresamente a enseñarles a comunicarse mejor. Aparte
de las “normas del buen hablante y oyente” que nos impartieron mecánica y
aburridamente a una tierna edad, nadie se ha preocupado de demostrarnos cómo
saber si una persona en verdad está sintiendo lo que nos dice.
¿Estaremos dejando a un lado nuestras interacciones cara a cara porque las vemos
cada vez más complicadas y difíciles? tristemente, las estadísticas indican que los
jóvenes de esta generación acuden cada vez con más frecuencia a la comunicación
impersonal a través de internet para decisiones tan dolorosas como, por ejemplo,
romper una relación.
El título “Lenguaje Corporal en 40 días” no es casual. Generalmente, cuando cae
en nuestras ansiosas manos un volumen que trata sobre comunicación no verbal, lo
leemos de un solo tirón, sin descansos ni pausas; estamos tan deseosos de poner en
práctica los datos y lecciones que vamos a encontrar en él, que terminamos por
atiborrarnos de reglas y parámetros de los cuales sólo dos o tres perdurarán en
nuestra memoria, muy probablemente por intereses específicos, para luego
almacenar el libro en la biblioteca de la sala y consultarlo sólo ocasionalmente.
El autor ha hecho todo lo posible por hacer de este libro una experiencia; que leerlo sea una
aventura, un descubrimiento; una expedición organizada en cuarenta niveles de
dificultad, cada uno con una lección básica que deberás poner en práctica con todo
tu empeño durante un día entero. Sólo cuando lo hayas logrado, y pienses que has
dominado la lección, tendrás el privilegio de avanzar a la siguiente; será una
estricta autoevaluación la que te guíe por este sendero, donde tu propio sentido
crítico determinará el tiempo que te tome llegar hasta el final.
Para descargar este libro en formato PDF da clic en este enlace.
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