La ruptura de un proyecto de vida es algo muy doloroso, que puede convertirse
incluso en algo dantesco si nos empeñamos en ventilar ante el juez de familia los
problemas habidos en la relación y exigimos ganar en el pleito como respuesta a lo que
consideramos un comportamiento indigno por parte de nuestra anterior pareja. No
concibo un error más grande que éste, y sin embargo todos los años miles de personas lo
cometen, muchas veces sin ser realmente conscientes de ello —ni de las funestas
consecuencias que conlleva—, motivadas por su indignación y su autoestima heridas.
En esta obra el lector encontrará diversas razones por las que se señalan la importancia
de adoptar una perspectiva mental, una filosofía, al mismo tiempo práctica y profunda.
Práctica, porque el modo en que afrontemos la ruptura puede marcar de forma indeleble
nuestro futuro y el de los niños; profunda porque cuanto más sufrimiento mal orientado
haya en dicha ruptura y en el tiempo posterior, más difícil será que salgamos a flote.
Una «filosofía práctica» exige saber, por ejemplo, qué tipo de abogado buscar, o
cómo presentarnos ante los psicólogos y otros profesionales que tienen que aconsejar al
juez acerca de la patria potestad y el régimen de visitas de los niños. Igualmente, también
resulta vital saber cuáles son las mejores estrategias y habilidades para educar a los hijos
de una familia donde los padres se han separado, atendiendo a los principios de la
moderna «inteligencia educacional», o qué tipo de custodia de los niños resulta
aconsejable en cada circunstancia.
Pero aun siendo de gran importancia todas estas cuestiones, en este libro también se
subraya que la ruptura de una relación no es sólo un camino de sufrimiento, sino también
de reorganización y de nuevas aperturas vitales. Y que la comprensión de este fenómeno
desde el inicio puede ser el primer y más importante paso para que la familia en su
conjunto pase por el trance de la separación sin que queden secuelas. En otras palabras:
aceptar el sufrimiento de la ruptura con una mentalidad positiva hacia uno mismo y —si es el caso— hacia los hijos lleva a querer tener la mejor relación posible con la expareja,
y eso es una oportunidad para el crecimiento personal. Por ello la persona que ha roto
con otra y lleva su caso a los tribunales ha de preguntarse, desde el inicio, qué es lo que
realmente quiere para su futuro y el de sus hijos. Y a partir de ahí es importante que
conozca las consecuencias del curso de acción que vaya a tomar.
Otro tema central en el libro es el énfasis en el bienestar de los niños. Hoy
sabemos qué cosas no hay que hacer para que la ruptura no les dañe de modo
permanente; sabemos qué elementos de protección pueden emplearse para minimizar tal
impacto y cómo proceder en el proceso de divorcio para que esa experiencia no sea
traumática. Ningún padre o madre responsable puede olvidarse de los intereses de sus
hijos para perseguir una satisfacción emocional en el juzgado a costa de su expareja.
Confío en que esta obra les sirva de ayuda en el momento de navegar por el tantas
veces inhóspito mar de la ruptura y los acuerdos judiciales. Si tenemos la vista puesta en
el horizonte correcto, llegaremos a puerto fatigados y doloridos, pero también sanos y
salvos.
Para descargar este libro en formato PDF da clic en este enlace.
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