Lo que toda mujer debe de saber sobre los hombres
Ser hombre, al menos en los términos que demanda la cultura, no es tan fácil.
Esta afirmación, descarada para las feministas y desconcertante para los
machistas, refleja una realidad encubierta a la que deben enfrentarse día a día
miles de varones para cumplir el papel de una masculinidad tonta, bastante
superficial y potencialmente suicida.
Pese a que la mayoría de los hombres aún permanecen fieles a los patrones
tradicionales del «macho» que les fueron inculcados en la niñez, existe un
movimiento de liberación masculina cada vez más numeroso, que rehúsa ser
víctima de una sociedad evidentemente contradictoria frente a su desempeño.
Mientras un grupo considerable de mujeres pide a gritos mayor compasión,
afecto y ternura de sus parejas masculinas, otras huyen aterradas ante un hombre
«demasiado suave». Los padres hombres suelen exigir a sus hijos varones una
dureza inquebrantable, y las maestras de escuela un refinamiento tipo lord
inglés. El mercadeo de la supervivencia cotidiana propone una competencia
tenaz y una lucha fratricida, mientras que la familia espera el regreso a casa de
un padre y un marido sonriente, alegre y pacífico. De un lado el poder, el éxito y
el dinero como estandartes de autorrealización masculina, y del otro la virtud
religiosa de la sencillez y la humildad franciscana como indicadores de
crecimiento espiritual
No es tan sencillo ser, al mismo tiempo, fuerte y frágil, seguro y
dependiente, rudo y tierno, ambicioso y desprendido, eficiente y tranquilo,
agresivo y respetuoso, trabajador y casero. El desear alcanzar estos puntos
medios, que entre otras cosas aún nadie ha podido definir claramente, creó en la
mayoría de los hombres un sentimiento de frustración permanente: no damos en
el clavo. Esta información contradictoria lleva al varón, desde la misma infancia,
a ser un equilibrista de las expectativas sociales: a intentar quedar bien con Dios
y con el diablo
¿Por qué se subestima el sufrimiento masculino? ¿De dónde viene esa
extraña mezcla de asombro e incredulidad cuando un varón se queja de su papel
social? Se da por sentado que las supuestas ventajas de las que goza el hombre
son incuestionables, y por lo tanto, cualquier queja al respecto debería ser
considerada como una prueba más del afán acaparador y de la ambición
desmedida que lo ha caracterizado. «¿Cómo es posible que quieran más?» La
respuesta es sencilla: queremos menos. Desde la perspectiva de la nueva
masculinidad, las pretendidas reivindicaciones y ganancias del poder masculino
machista son un verdadero encarte.
¿Pueden y saben amar los hombres? ¿Cuáles son las debilidades psicológicas masculinas? ¿Qué peso tiene el afecto en la vida sexual del varón? ¿Qué piensan los hombres de las mujeres? ¿Por qué a los varones les cuesta tanto expresar sentimientos positivos y comunicar sus estados internos? ¿Por qué le temen tanto al fracaso y a la soledad afectiva? ¿Existe la fi delidad masculina? ¿Es posible una "paternidad maternal"? ¿Hay una nueva masculinidad en gestación?
Estas son algunas de las preguntas que responde este libro desde la psicología moderna y otras ciencias afines. Conocido ya por su estilo ágil, provocativo y directo, Walter Riso desnuda psicológicamente al hombre educado en la típica cultura patriarcal, saca a relucir las intimidades de un mundo afectivo interior prácticamente desconocido y sugiere una nueva manera de vivir el amor y la sexualidad, mas digna, mas humana y sin violar los derechos masculinos o femeninos.
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